l domingo día 13 hay elecciones europeas, un hecho que los ciudadanos conocemos pero que no moviliza estados de opinión como otros comicios.

Parece que Bruselas sea una cosa ajena, cuando resulta que es referencia clave para cualquier actividad. Por ejemplo, los tipos de interés de las hipotecas. Por eso hay que preguntarse si la gente que acudirá el domingo a votar lo hará en clave de Bruselas o pensando en Castellón o Madrid.

Porque para elegir entre Borrell o Mayor Oreja al final la gente opta por Zapatero, Carlos Fabra, Gimeno, Pla o Camps. Votará PSOE o PP en función de las valoraciones que haga de sus líderes más cercanos, aunque lo que se decida sea el parlamento europeo.

Por eso son una segunda vuelta, en la que el PSOE se juega demostrar que el 14-M ganó por algo más que las manifestaciones del 13-M y el PP recuperar la confianza de un electorado que lo abandonó en las elecciones generales.

En Castellón hay más cosas en juego. La caída del PP el 14 de marzo fue espectacular, sobre todo en la capital, por la incidencia de la gestión política de la crisis de Carlos Fabra. De como salgan estas europeas depende la revolución interna en este partido.

En el PSOE de Castellón ni comen ni dejan comer. Como las elecciones se pierden, no se ganan, los socialistas simplemente confían en que el viento les sople de espaldas.