La 21° Reunión del Círculo de Economía en Sitges (Barcelona) que se clausuró ayer fue convocada bajo el título de Crecimiento económico y responsabilidad social, lo que llevó a que sus debates se centraran en el papel de las empresas ante la movilidad de la producción industrial y sus repercusiones, tanto en los países donde operan, como entre sus plantillas. La conclusión, bastante explícita aunque no formulada como tal, es que hay consenso en que se trata de un fenómeno imparable frente al que sólo cabe adaptarse mediante la mejora de la preparación de los trabajadores y la creación de empresas capaces también de trasladar su producción, total o parcial, a otros territorios más propicios.

A estas reflexiones se une que el Banco de España asegura que está próxima una desaceleración suave del crecimiento de los precios de la vivienda, lo que incidirá en la actividad, aunque sin afectar al buen ritmo de crecimiento, que se situará en torno al 3% este año y el próximo. La situación económica del país está marcada por lo que parece un cambio en el modelo de desarrollo de los últimos años, basado en la construcción y en el consumo de las familias, y por las consecuencias del proceso de deslocalización que se está viviendo en todo el mundo.