Los problemas de los inmigrantes continúan en España, pese a la voluntad del nuevo Gobierno. La secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, María Consuelo Rumí Ibáñez (Almería, 31-10-1957), apuesta ahora por el traslado de inmigrantes de unas zonas con mayor flujo de trabajadores extranjeros a otras menos densas, aunque avisando antes a las comunidades autónomas destinatarias. Se trata de evitar lo ocurrido en Alcarrás (Lleida).

Rumí, secretaria de políticas sociales y migratorias de la ejecutiva federal del PSOE, lo tenía más fácil en la oposición. El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, le encargó a ella estos temas, que con el PP estaban encuadrados en el Ministerio del Interior. Es decir, para el Gobierno de Aznar, las cuestiones de la inmigración eran fundamentalmente un asunto de orden público. Para el Gobierno de Rodríguez Zapatero, en cambio, son más bien un problema social.

¿Qué hacer con los miles y miles de sin papeles heredados? Rumí ha prometido para otoño un reglamento en el que "el concepto de arraigo vinculado a la situación laboral" ayude a legalizar situaciones, pero no valdrán los contratos de trabajo que no sean serios. "Aunque alguien se empeñe --dice Rumí--, nosotros nunca pedimos papeles para todos". Pero alimentaron esperanzas imposibles con el PP gobernando.