Una de las principales fuentes de la economía castellonense está experimentando en la actualidad un proceso de estancamiento y, tal y como están las cosas, no se vislumbra a corto plazo alguna salida que le de nuevos aires. El turismo de sol y playa no es una oferta suficiente para la gran competencia que ha surgido en los últimos años.

Los tiempos del boom en la zona costera, que no necesitaba aportar alternativas diferentes, ha dejado de ser una fórmula válida para atraer a los miles de visitantes de dentro y fuera de nuestras fronteras. El sector hostelero se lamenta una vez más del retraso que sufren los grandes proyectos, ya que en esta situación será difícil recuperar el tiempo perdido frente a otras zonas más avazadas.

La Administración central y la autonómica tienen mucho que decir a la hora de planificar y establecer medidas, que pasan necesariamente por unas infraestructuras acordes a las nuevas demandas, de la misma manera que los empresarios tienen ante sí el gran reto de poner sobre la mesa alternativas que contribuyan a especializar el turismo de ocio. Todos los implicados deben ser conscientes de la necesidad de colaborar en un plan de choque.