Habían cocido las langostas y se convirtieron en celulosa y pulpa para tirar. En lugar de agua echaron en la paella el caldo que habían dejado, su sabor y sustancia quedaron en el arroz, en sus granos al dente. Ensalada de cogollos y lechuga rizada, con mango, aguacate, jamón ibérico, aceitunas y pepinillos, aliñada con aceite de oliva, módena, poca sal y pimienta negra picada. En platos aparte, rodajas de tomate pelado con mucho aceite, coronadas con ajo picado. Vino de la tierra, a partes iguales con gaseosa, canela y mucho hielo: la traidora sangría. Junto al chorro de la piscina, que manaba de 100 metros bajo tierra, refrescaba una cesta con dos sandías y cuatro melones de secano del Palmeral. En la mesa, invitados por Juan y Lola: el Mosén, don Bernardino y Constanza, Roberto y Julia, Emeterio, los de siempre, y Obdulio el zahorí. Con su varita de avellano, ejerce una profesión que en las Cuevas prehistóricas de Tassili, en los Montes Atlas de Marruecos, ya aparece pintada hace 10.000 años. Obdulio había señalado el punto exacto donde pinchar la tierra, y surgió un caudal suficiente para la nueva huerta y la piscina.

Cuando aparecieron las tortas de almendra y miel, el café y los carajillos Segarra, Roberto se metió con el fiscal Fungairiño: "Ha tomado el pelo a la Comisión, diciendo que no sabía nada de la furgoneta y que no lee la prensa ni ve la tele". "Es de tontos pedir que declare el fiscal sobre un sumario declarado secreto". Le contestó Bernardino: "De lo que sabe por él no puede ni hacer alusión, sin embargo, dijo que un juez francés había pedido copia de las cintas encontradas, porque lo sabía por fuera del sumario. Dio una larga cambiada a la Comisión, haciendo gala del humor inglés que tanto le gusta". Emeterio estaba contento con la nueva huerta y se animó a meter baza: "Veo televisión, oigo radio, leo periódicos y hay una cosa evidente: cada vez que declara alguien, los del PSOE encuentran datos que confirman que Acebes y su Gobierno mintieron; con esos mismos datos, los portavoces del PP afirman que está claro que no mintieron. Cuando acabe la Comisión, los votantes del PP mantendrán que dijeron la verdad y los otros seguirán opinando lo contrario. No servirá para nada porque solo hay datos sesgados, documentos parcialmente tachados, filtraciones interesadas y veto a que declaren ciertas personas". Roberto arrimó el ascua a su sardina: "Dice Felipe González que esa Comisión es un diálogo de besugos". El Mosén, que no había hablado mucho, pero sí hizo honor a la excelente comida, dando buena cuenta, como todos, de los espirituosos complementos, terció: "Hay una enorme campaña para desprestigiar todo lo que hizo José Mª Aznar. Poco antes de acabar la legislatura el mundo entero lo elogiaba y ahora, tras el 11-M, todo lo que consiguió para España está mal. Driss Basri, exministro del Interior de Marruecos, uno de los hombres mejor informados del Mediterráneo, ha asegurado: "Quien fijó el día del 11-M quería derribar a Aznar ".

Juan estuvo concluyente: "A los ciudadanos, lo que les interesa saber es qué pasó antes del 11-M. Si hubo manejos turbios en las alcantarillas de los servicios de seguridad, si la información llegó donde debía, si hubo juego sucio antes de las explosiones. Saber quién es el principal responsable de los muertos, por acción o por omisión.

Lo que pasó tras el 11-M, lo sabemos: explosiones y muchas víctimas; los comandos de Rubalcaba, Carod y Otegui organizaron un pásalo y manifestaciones antidemocráticas el día de reflexión; y, como ya se ha dicho, sobre los 191 féretros, como un tétrico triunfador, entró Zetapé en la Moncloa. Queremos saber qué pasó antes del 11-M". El Mosén le cortó: "Eso es muy difícil, no veo cómo se podría hacer". Obdulio contestó: "Si se pudiera investigar las corrientes subterráneas del asunto, como si fuera agua, yo lo haría con mi vara, igual que alumbré aguas en el Palmeral, pero me temo que se necesitará otro tipo de zahorí. ¿Tal vez un periodista? ".