Mis amigos Ximo Górriz y Amparo Soriano, ambos relacionados con el mundo de periodismo y la comunicación desde la Fundación UJI-Empresa y la propia Universitat, saben que el maestro Kapuscinski desgranó los cinco sentidos del periodista por este orden: estar, ver, oír, compartir y pensar. Son marido y mujer y les gusta viajar juntos en busca de conocimientos y sensaciones. Recientemente estuvieron de peregrinación en Santiago y también en Navarra, donde visitaron el Monasterio de San Salvador de Leyre situado en una sierra con paisaje de gran belleza y el embalse de Yesa al pie. Su cripta fue consagrada en 1057 y el monasterio fue panteón real de los monarcas navarros. Allí quedan 30 monjes de la orden Benedictina, que rezan, trabajan y cantan. Regresaron del viaje impresionados y cuando estos días pasados ha nacido la pequeña Leyre todos hemos sabido que no podía ser bautizada con otro nombre. O sea, ha venido Leyre. También ha nacido Claudia Fibla, la hija de la periodista de Mediterráneo, Elena Aguilar. Besos. Y, como ya aventuré el verano pasado viendo sus caritas a la orilla del mar, se ha producido otro nacimiento en un hogar de periodistas, Carlos Fernández Fabregat, hijo de Susana y Paco. Y el vecino de nuestro paseo marítimo, Julián García Candau, adjunto al director de La Razón, viejo amigo, también celebró en Castellón de su décimo libro como periodista-autor, Celos, amor y muerte, sobre las pasiones del toreo. Me contó un día que un admirador le llenó de emoción y gozo al pedirle que le dedicara cuatro ejemplares de su mismo libro. "Pa..., para quienes?", le preguntó Julián perplejo. Y el admirador le contestó sin pestañear: "Para mis cuatro mujeres. Uno es para mi hermana, que se ha separado, para que lo lea ahora que ya no se aburre con el marido; el otro es para mi madre, que es viuda y yo quiero que lea el mismo libro que su hija y al mismo tiempo; el tercero es para mi mujer, que no sabe todavía que la voy a abandonar por otra. Y el último es para la otra, mi novia, que todavía no sabe que le voy a pedir que vivamos juntos".

En fin, emociones de periodistas.

Aquí en Almadrada, en Arenal, hemos celebrado también dos gozosos nacimientos, el de Natalia Dauffí Fabra, hija de Begoña y Alex. Lo digo en esta página desde donde saludo cordialmente a los cuatro jóvenes abuelos. Natalia es hija y nieta de reina de las fiestas, como también Fernando, el canario hijo de Amparete Rosales, hija a su vez de Amparo Fabra Gasset. Y al nacer, se ha quedado sin abuelo, el muy querido y simpático Pepe Rosales, que ya no vendrá este año a las fiestas del murito de la Almadraba.

Tampoco está aquí un matrimonio singular, personas de mucha significación en Castellón, cofundadores de Arenal. Es el de Manolo Florit, que se fue primero y ahora hemos asistido al entierro de Carmiña Purón. Con su ausencia, ¿quién nos bajará este verano la luna para que juguemos?