Venturosas señales de música y amistad me llegan desde el fondo del mar con el humo de los barcos. Mis torres de arena están decoradas con partituras y pentagramas y mis días vividos y mis noches soñadas, vuelven a tener una vibración que no recordaba. Y es que se cumplen ya diez años del primer Festival Internacional de Benic ssim, el mágico FIB, que ha depositado cada año más de 30.000 jóvenes de todos los confines. Este año con el newyorkino Lou Reed y todas las grandes figuras del rock, el post rock, también lo más nuevo del sonido electrónico, el ritmo duro y embriagador como acontecimiento de altísimo nivel que sirve, a la vez, para recordar el 50 aniversario de la irrupción del rock and roll con la figura eterna ya del gran Elvis Presley, que con tanta nostalgia recordamos las gentes de mi generación.

El saco de dormir de nuestros jóvenes visitantes, también la crema solar para el despertar cada mañana a la orilla del mar, acompañan el aroma de sueños, recuerdos y esperanzas en torno a la música y su capacidad conciliadora de tantos empeños. Y es que cualquier ritmo nos ayuda a ver otras luces y nos lleva a preguntarnos lo que Borges expresó como verso: ¿Es un imperio esa luz que se apaga o una luciérnaga?, tal es nuestra perplejidad cuando nos llegan tantos cambios, tantas mutaciones, tantas alternativas como la música del FIB. Después vendrá el Festival de Guitarra Francisco Tárrega, cuyo eco viaja por el mundo desde 1967 y yo intenté aportar mis gotitas de amor con la publicación del libro "Conversaciones con el guitarristas Tárrega". Y estos años recientes ha mostrado también su dignísima programación el ciclo de Música Sacra del Desierto de las Palmas, cuya quinta edición ha divulgado muy bien el entusiasta Fray Pascual Gil, prior del Monasterio con su ´Soledad sonora´ y el empuje generoso de la Fundación Amigos del Desierto.

También en julio se ha vivido a ritmo de corazón --y eso lo sabe Amparo Panadero-- el ya acreditado Mulabe, en la sexta edición de música latina y su etiqueta de festival solidario. Regálame otra noche como aquella, que sólo nos faltó la luna llena, dicen las dos Anas, la Belén y la Torroja. Y dibujamos en la arena/con sólo un beso nuestra huella.

Y en Castellón tiraron cohetes en julio, con la fresca novedad de sonidos en el Museu, de donde me habla maravillas desde la playa Toni Viciano por la mágica exposición de su pariente Ramón Stolz Viciano, nieto como él del escultor Viciano Martí. Mientras tanto, desde el castillo del Papa Luna y el nuevo Palacio de Congresos de Peñíscola, derraman con gracia la música de jazz que igualmente suena en toda la provincia, junto al consolidado festival internacional de Música Antigua y Barroca.

Y ahora se incorpora nuestra hermana Oropesa, con un festival que tiene el aroma de la novedad y la abigarrada sonoridad de una programación con ambiciones. Para hacerse el nudo de corbata muy ancho, tipo Windsor.