El precio de ayer del barril de petróleo es casi el mismo que el de principios de agosto. Las causas de la subida que se dieron entonces --en especial, la inestabilidad en las zonas productoras-- no han desaparecido. Sí lo está haciendo la especulación que permitió que el precio del barril subiera a veces más de un dólar en pocas horas. Ha contribuido a la calma saber que EEUU --cuyos mercados son el origen de la especulación-- tiene suficientes reservas para los próximos meses.

Los dos responsables de las monedas que dominan el mercado mundial, el norteamericano Alan Greenspan y el europeo Jean-Claude Trichet, han coincidido en descartar una crisis generalizada como las de los años 70 y 80. Ni siquiera temen por el crecimiento previsto para este año en EEUU y Europa. Es un respiro, aunque insuficiente. A los empresarios europeos les preocupan los costes de las materias primas que se fijan a partir del precio del crudo, y que son tan básicos para la industria como para el consumidor lo es el precio del litro de gasolina. En el caso español el riesgo es más acentuado: la dependencia del petróleo es más alta y nuestro IPC aún no ha reflejado del todo el aumento de los carburantes.