Hace unas semanas, el seleccionador español Luis Aragonés, discutió con los periodistas ingleses cuando éstos le acusaron de racista, después de que en octubre el técnico se refirió en un entrenamiento al francés del Arsenal Thierry Henry como "negro de mierda". Aragonés cometió un grave error al usar expresiones racistas para arengar al sevillano Reyes. Se intentó exculpar el hecho con una mínima disculpa, en lugar de zanjar el tema de forma tajante. Esto tuvo el resultado esperado: durante el partido amistoso España-Inglaterra, una parte del público abucheó a los jugadores ingleses de raza negra imitando los sonidos guturales que realizan los monos. Jugadores de color de la selección de Inglaterra, Wright-Pillips, Defoe, Jermaine Jenas y Cole, sufrieron la mofa de unos cientos de aficionados españoles, en el Bernabéu, cada vez que tocaban el balón durante el partido, supuestamente amistoso, entre la selección española e inglesa.

Bajo mi punto de vista, un seleccionador nacional representa al fútbol y a todo un país y debe mantener una actitud ejemplar ante la xenofobia o la violencia. Pues bien, la conducta del entrenador español dejó mucho que desear.

Que duda cabe de que las actitudes racistas y xenofóbicas de los aficionados deben ser censuradas y castigadas, pero tampoco es de recibo la miserable reacción de la prensa y autoridades deportivas inglesas. Sobre lo ocurrido, personalidades del fútbol británico dijeron que los jugadores ingleses debieron haberse retirado del terreno de juego en protesta por lo ocurrido. Un poco exagerado, no les parece. De hecho, determinada prensa española considera este asunto sobre el racismo es parte de la estrategia inglesa para desfavorecer la candidatura de Madrid 2012. La candidatura de Londres ha utilizado este incidente para poner en evidencia a la candidatura de Madrid lo que, sin duda alguna, favorecería las aspiraciones olímpicas de la capital británica cuna, dicho sea de paso, de los hooligans (gamberros).

Tengamos en que en nuestro país los sucesos racistas son poco más o menos igual de minoritarios que en otros países, incluida entre ellas la propia Inglaterra. La acusación de racismo sobre la afición española constituye un injusto acto de fanatismo. El error de unos pocos no debe ser generalizado a una mayoría de aficionados que, por norma, suele tener una actitud correcta. Tanto es así, que la mayoría de los jugadores de raza negra que forman parte del fútbol español han salido al paso de la polémica y niegan haberse sentido menospreciados por ser negros. Ronaldo, Eto´o, Oliveira, Etienne, Sissoko o Regueiro entre otros, han declarado que jamás se han sentido discriminados por el color de su piel.