Para procurar ser lo más feliz posible en este puente festivo, me prohibí pensar en determinadas personas y no malgastar neuronas ni papel ni letras ni tinta. Por ejemplo: olvidar a Josemaría y a su dedito patético, acusándonos a todos desde el televisor y empecinado en lo mismo con más de lo mismo. No. Olvidar a Camps y su guerra particular. Cualquier excusa es buena para no gobernar, olvidar los dineros idos y hacer bramar a su extrema derecha. ¿O no? Y eso que hay que admitir que el señor González Pons tiene la razón jurídica y política en sus manos, aunque sea saltándose el sentido común y la verdad que él conoce muy bien. El Estatuto escribe valenciano y no habla de familias lingüísticas. La culpa la tienen los que escribieron el Estatuto que niega la evidencia. Pero ahí está y no hay Academias que valgan.

Hay que estrellarse contra el paredón para que cante la derecha blavera que siempre tiene el coro a punto y siempre está afinando. Y la senyera amb blau y el Himno de Serrano, aunque Alicante y Castellón "pasemos" de todo y vivamos sin crispaciones inútiles. Hay que olvidar también al señor Zaplana y sus brillantes intervenciones donde quiera que hable. ¡Canela fina! Y de ETA. ¿Por qué se le hace propaganda oficial, alargando noticias que debieran ser una nota informativa, sin fotos a todo color y casi agradeciéndole que no haya matado a nadie? ¡Ah! y más cerca, Carlos Fabra, que cada cual piense lo que quiera y el acueducto pasado no desembocará en el abismo sino en lo normal. Que así sea.