stos días se habla mucho de la necesaria diversificación de la economía. La agricultura no da ni para pipas, los azulejos han alcanzado el techo y lo del turismo suena en Castellón como una entelequia. Pero hay que estar atento porque toda nueva apuesta no resulta necesariamente un buen negocio.

Por ejemplo. Los intentos de cultivos ecológicos alternativos a los cítricos quedan muy bien sobre el papel, pero ya son muchos los agricultores románticos que están pagando deudas contraídas por estas aventuras.

O lo que pasa con las granjas de avestruces. Fueron flor de un día. Todo eran avestruces en cualquier rincón de Castellón. Ahora quedan tres o cuatro avestruces y los dueños no saben qué hacer con ellas. Ni para pluma ni para carne.

Y atentos a las palabras del presidente de Acebec, Francisco Ortells. Hay que diversificar en la maquinaria que ahora se dedica al azulejo, pero que apuesten sobre seguro: maquinaria para elementos de la construcción. Cuidado pues con las aventuras que luego pasa lo que pasa. malos tratos

ucha ley y mucha exhibición política contra la violencia doméstica, pero en sólo tres días trece casos en Castellón. El mal está en la raiz de la sociedad y eso se extirpa con educación.