No es una pregunta retórica si nos atenemos a los datos recientemente conocidos. En tan sólo tres días --del 4 al 6 de diciembre pasados-- se han registrado trece casos de malos tratos en la provincia de Castellón. Una barbaridad social, pero a la vez una repugnante realidad que no podemos obviar, sobre la que no se vislumbra solución posible a la luz de los acontecimientos, o al menos, la sociedad actual, que todos conformamos, no sabemos darle.

Medidas legislativas, pautas policiales, órdenes judiciales, mecanismos de localización, órdenes de alejamiento, debates mediáticos y ciudadanos ..., ninguna de ellas, ni todas en conjunto, parecen ser medidas suficientes para acabar contra el denominado terrorismo doméstico que asola día a día nuestras conciencias.

La mayoría de los casos --11 en concreto-- han sido agresiones a mujeres, otro caso fue de amenaza a un menor y la última la agresión de un joven a su madre y abuela. De las 13, todas menos dos han visto tramitada la correspondiente denuncia, único dato positivo de una noticia que nos debe obligar a reflexionar sobre la necesidad de reformas y medidas mucho más profundas.