Si las Universidades son los templos de la enseñanza y del saber. Igual que todos los templos de todas las creencias y religiones, merecen, digo yo, idéntico respeto por parte de todos y de todo.

Pero en nuestra Universidad Jaume I, año tras año, no ocurre lo propio. Entendiendo que la responsabilidad recae sobre el claustro en pleno con su rector a la cabeza, al autorizar, organizar e incluso asistir a una llamada "Fiesta de los estudiantes", como seguro no existe en ninguna otra parte.

Y el resultado, como siempre, fue una escandalosa bacanal a base de ruido y alcohol con la asistencia de muchos gamberros y, por tal razón, como escribía no hace mucho nuestro activo concejal Pepe Pascual, en el segundo año de esta loca celebración fuera del Campus que se organizó en la plaza de Toros, y en esta tercera y vergonzosa gamberrada en la que estuvo presente el rector, no satisfechos con el jaleo armado, arremetieron con el paseo de Ribalta.

¿No creen todos que sería mejor el suspender tal vergonzoso y anticultural "festival"?

Si lógicamente los estudiantes de hoy serán muy posiblemente nuestros futuros gobernantes, mala cosa es que en la Universidad no sólo les consientan, sino que fomenten comportamientos de tal índole que aunque no todos procedan de manera similar y tan incivil, si que además y como ocurre siempre en tales bacanales, se les acostumbre a consumir ingentes cantidades de alcohol sin freno y demás drogas que forzosamente minan su salud y más todavía, vacían sus bolsillos, sus cerebros y voluntades e incluso pueden convertirlos en delincuentes para conseguir lo que no poseen.