i el propio Fabra no lo impide, esta noche el PP de Castellón votará masivamente a Carlos Fabra como presidente. Un congreso a la turca. Todo está atado y bien atado.

Durante quince años no se ha movido una hoja sin su permiso. Aún más. Ha existido cierta complacencia por parte de fuerzas sociales, políticas y económicas por otorgarle un poder de decisión y de representación. Que lo decida Fabra y los demás a lo suyo. Nadie pedía explicaciones a ese poder.

El congreso de hoy lo tiene ganado. Se lo ha ganado con resultados electorales y la acción política. Pero el Fabra de ahora no es el de antes. Aunque siga teniendo empuje y carácter político, se ha roto la complicidad que tenía con la sociedad. El espejo está roto.

Se rompió hace justo un año cuando un personaje del calibre de Vicente Vilar presentó una querella contra el presidente del PP. Nada ha vuelto a ser lo mismo desde entonces y aún queda la "letal" instrucción del fiscal anticorrupción. Una parte de la sociedad que lo apoyó en su momento no acepta ahora que su dirigente político esté en esos líos. Ahora todo son lanzas.

Hoy saldrá revalidado en el partido. Pero todos en el PP saben que tarde o temprano tendrá que producirse el relevo. Por eso la guardia pretoriana que rodeará a Fabra en la Junta Directiva. Y por eso la clave está en el papel que juegue Víctor Campos, con una querencia excesiva a hacer de Kerenski.