Sólo por el hecho de que Viktor Yuschenko (Khoruzhivka, Ucrania, 23-2-1954) haya sido envenenado para impedirle ser presidente, merece ganar las nuevas elecciones a su rival Yanukovich, candidato oficial prorruso.

Todavía se lo merece más por el fraude del que fue víctima en los comicios anulados. Además, la revolución naranja (así llamada por el color de las carpas desplegadas por los seguidores de Yuschenko para protestar en la calle por el pucherazo) propugna el acercamiento a la Unión Europea y el alejamiento del universo de Putin.

Economista y banquero experimentado, Yuschenko fue primer ministro hace cinco años, pero su reformismo se le indigestó al impopular presidente Kuchma, el mismo que ahora apadrina a Yakunovich. El destino de Ucrania ha de cambiar de manos.