Cuando allá por el año 1955 la Diputación Provincial se propuso editar una revista con cierto aire de discreta suntuosidad --la revista Peñagolosa, aún hoy viva-- sometió el cometido a su archivero Eduardo Codina. Éste, a su vez, me encargó dos textos: uno que abre sin firma el número 1, y otro sobre la Cartuja de Vall de Christ. Este tema dio pie al desarrollo de un largo conflicto eclesiástico que afecta a la parroquia de Santa María de Castellón, y que se prolonga desde finales del siglo XIV hasta 1835, atravesando una larga etapa en la historia de Castellón. Se trata de la anexión de la parroquia a Vall de Christ, con sus correspondientes vinculaciones con el Cisma de Occidente. En 1978, se celebró el VI centenario del Cisma con un congreso, en el que desde Castellón participamos con interesantes aportaciones documentales, entre ellas alguna bula pontificia original, en buenos pergaminos y una hermosa letra humanística.

Quiero recordar ahora que, aparte los fondos del Archivo Municipal, pude contar con un lote de documentos que me regaló Bernat Artola, procedentes --me dijo-- de un molino de papel del término de Almassora de donde los había retirado su padre, salvándolos de ser reducidos a pasta y papel de estraza. No hace falta decir que aquellos documentos fueron incorporados al archivo, donde se hallan hoy. En un interesante libro sobre molinos de Almassora (de Primitivo García) de reciente publicación, se cita como dueño de un molino a un tal Bernardo Artola Guardiola, posiblemente abuelo de nuestro poeta. Habría que averiguarlo.