Afortunadamente, yo no tengo que hacer ningún tipo de régimen para adelgazar. Sin embargo, esto tiene una contrapartid a: me pierdo la satisfacción de experimentar los prodigios que anuncian algunas revistas.

El anuncio que acabo de leer en una publicación periodística es impresionante: todo el mundo puede perder los kilos que quiera. El secreto radica en tomar un comprimido cada dos días. Y cada comprimido hace perder exactamente un kilo. No 870 gramos, ni un kilo y medio, no. El comprimido es de una precisión magistral: hace perder un kilo justo.

¿Quiere, usted, perder cinco kilos? Cinco comprimidos en días alternos. ¿Quiere perder 13 kilos? Trece comprimidos. Realmente es una maravilla y se acabaron los disgustos de la gente que se esfuerza duramente para perder diez kilos y solamente llega a ocho. Dejémonos de consejos de endocrinólogos, de visitas a los dietólogos, de medir los gramos de pan que comemos. No vale la pena. Pastillita por kilo y va que chuta.

Pero ¿esto es verdad?, puede dudar alguien. El anuncio dice que "la prensa internacional" asegura que no existe ningún remedio como éste. ¿Qué significa "prensa internacional"? No quiere decir nada, aunque no importa. También debe saber que "el servicio de lucha contra la obesidad" ha comprobado la efectividad de estos comprimidos. ¿Qué tipo de "servicio" es éste que se escribe con minúsculas y del que se desconoce la administración que tiene detrás? Haga el favor, no sea tan tiquismiquis y tenga fe.

Usted todavía es capaz de querer saber cuál es la composición de estos comprimidos. Si el anuncio no lo explica es que usted no debe perder el tiempo con estas minucias. Un comprimido contra un kilo, 15 comprimidos contra 15 kilos, esto es lo que tienen que meterse en la cabeza. Y pedirlos. ¿A qué dirección? ¿Por qué necesita una dirección? Pídalo a un apartado de correos o a un teléfono.

Quizá usted no sabe lo que piensan de ello las diferentes autoridades sanitarias, ni por qué permiten esta publicidad engañosa. Yo tampoco.