Las fiestas de la Magdalena son para los castellonenses de la capital y también de los pueblos un periodo de especial relevancia. Durante esos días las calles vibran de bullicio y algarabía en el itinerario del programa festivo. Mascletaes, mesón de la tapa, feria taurina, actos de las comisiones gaiateras, romería, las collas... un sinfín de actos que despiertan el interés de cuantos participan en el desarrollo de la festividad.

El programa festivo, que mayoritariamente es del agrado general, necesita no obstante que se potencie o introduzca un determinado escenario de la celebración para que la Magdalena pueda venderse en el exterior y consiga así un atractivo en el calendario anual. Si se consigue despertar a nivel nacional e internacional ese interés turístico, las 300.000 almas que viven las fiestas se multiplicarán por mucho y se convertirá en una cita ineludible en el exterior.

La Junta de Fiestas, las comisiones, las collas y todos los organismos que participan en la organización tienen ante sí un reto importante para que el futuro de la fiesta esté asegurado y, al mismo tiempo, se transforme en referencia fuera de los límites autonómicos y de nuestras fronteras.