La gran mayoría de españoles que acudieron ayer a las urnas votaron ampliamente sí a la Constitución europea. Pese a la alta abstención, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (Valladolid, 4-8-1960), se ha salido con la suya, porque suya fue la tozudez de convocar un referendo cuando era menos arriesgado limitarse a la aprobación parlamentaria. Como europeísta convencido, Zapatero ha querido pilotar el proceso de construcción de la nueva UE y resarcirse del pasado en que "España siempre llegaba tarde a la modernidad y al progreso". En eso coincide con otro europeísta de pro como Miquel Roca, quien en la reciente campaña dijo: "No he podido votar nunca a favor de mi europeísmo porque siempre habíamos llegado tarde a Europa". Ayer ya pudo hacerlo, con mucha más pasión que otros tibios compañeros suyos de CiU. Al margen de los fallos cometidos, Zapatero tiene claro que "la izquierda sólo gana a la derecha cuando tiene ideas". Europa no será "la repanocha" --como dijo Rajoy-- pero es una idea que vale mucho la pena.