No recuerdo con qué motivo se reunieron una docena de personas famosas en su oficio para hacerse una fotografía de conjunto... desnudos. Quizá se trataba de hacer promoción para una buena causa. Las buenas causas también pueden tener defensores dispuestos a hacer el ridículo. Que nadie se imagine que estas fotos me preocupan porque yo crea que son impúdicas. Tanto los hombres como las mujeres retratados se habían colocado estratégicamente para no enseñar lo que la gente decente considera no enseñable.

Si la foto tenía una intención benemérita, no sé si movilizó muchos donativos. Si la foto en cuestión era publicitaria, me temo que no obtuvo un gran rendimiento. Pero hay que reconocerle el mérito a quien lanzó esa idea, porque la iniciativa ha tenido un notable éxito. Los jugadores de rugbi franceses --siempre abrigados en los estadios para que las patadas no les hagan demasiado daño-- han pasado al extremo opuesto: han mostrado sus hombros, sus vientres, sus traseros generosamente desnudos en una foto conjunta.

Suiza tiene fama de ser un país discreto --que lo diga la banca-- y nada excéntrico, pero esto no ha sido ningún inconveniente para que decidieran fotografiarse juntos y desnudos los componentes de un cuerpo tan serio --¿o deberíamos hablar ahora de cuerpos alegres?-- como el de los bomberos. También se han fotodesnudado los campesinos suizos, los policías de fronteras y otros colectivos varios e inesperados. (Parece ser que el único colectivo que no se ha reunido para hacerse una foto parecida es el de los profesionales de estriptís).

Esta moda de los grupos que se retratan desnudos, ¿podría ser una forma indirecta de anunciar que ha llegado la hora de la transparencia? Una transparencia relativa, claro está, pero sería el momento de estimular a los encubridores de todo tipo para que destapen lo intolerablemente escondido: desde los grandes chanchullos económicos, financieros y políticos a los tristes abusos de cargos, acumulaciones de sueldos y declaraciones hipócritas.