La construcción de dos palacios de congresos en la provincia de Castellón, en la capital de La Plana y en Peñíscola, debe suponer un aldabonazo al denominado turismo de congresos, prácticamente inexistente hasta la fecha.

Los recientes congresos médicos celebrados en la provincia, como el de enfermedades oncológicas de Peñíscola, organizado por la Asociación Española Contra el Cáncer, que ayer se clausuró, ponen de manifiesto una realidad que debe promocionarse adecuadamente, debido a su impacto de relevancia en el sector turístico.

Se trata de un turismo desestacionalizado, que repercute en los sectores de hostelería y restauración, y de alta calidad, puesto que el nivel socioeconómico de los participantes hace suponer una media de 770 euros por visitante, muy por encima del turista medio. Por ejemplo, el impacto económico del Auditori y Palau de Congressos de Castellón fue calculado en nueve millones de euros al año si se lograba una media de 12.000 congresistas por temporada. Unas cifras, sin duda, nada despreciables que requieren planificación, promoción, oferta complementaria... en la que tanto el sector público como el privado deben colaborar.