El pasado martes 25 de octubre celebramos el primer Día de Internet en España. Por primera vez, cientos de instituciones y miles de internautas españoles unieron sus esfuerzos para recordarnos el papel cada vez más importante que ocupa la red en nuestras vidas. Las estadísticas oficiales nos revelan que un tercio de los hogares españoles (cerca de cinco millones) tiene acceso a internet y más del 41% de personas mayores de 14 años utilizan la red de redes con mayor o menor asiduidad. En cuanto a las empresas, el 90% está conectado, mientras el 48% tiene un sitio en la web.

No cabe duda de que internet se ha incorporado con fuerza a nuestra cotidianidad. Hace apenas 10 años poco más de 100.000 españoles navegaban por la red; en 2000 éramos ya cinco millones; y hoy hemos superado los 15 millones. Cada día muchos de nosotros utilizamos internet para informarnos, realizar trámites administrativos o bancarios, comunicarnos a través del correo electrónico o de miles de foros interactivos, adquirir bienes, acceder a servicios básicos, o para cubrir nuestras necesidades de ocio.

Es cierto que España y la Comunidad Valenciana han hecho un gran esfuerzo en estos años para no perder el tren de la revolución digital. Sin embargo, la contundencia de esas cifras palidece cuando las ponemos en relación con las sociedades avanzadas de nuestro entorno. En la mayor parte de indicadores que permiten evaluar el grado de implantación de la sociedad de la información, España se encuentra en el furgón de cola de la Unión Europea. Internet no es una excepción. En la Europa de los 25, ocupamos el puesto 15 en cuanto al porcentaje de usuarios respecto de la población total, por detrás incluso de países de la ampliación como Letonia y Estonia.

La situación se torna más preocupante si atendemos a la Comunidad Valenciana. El informe Las comunidades autónomas y la sociedad de la información de la Fundación Auna de 2004 nos confirma el discreto lugar que ocupamos los valencianos en el conjunto de España. Y, lo que es más preocupante, la ralentización experimentada en los últimos años respecto del progreso alcanzado por otras comunidades. En siete de ocho indicadores estamos por debajo de la media española. Si nos fijamos en la presencia de nuestras empresas en la web, la valenciana ocupa el puesto 11 entre las 17 comunidades autónomas, muy por debajo de la media.

Las administraciones públicas, las empresas y los particulares debemos tomar conciencia de cuánto nos jugamos en este envite. Si no somos capaces de acortar la brecha que nos va alejando de las sociedades informacionalmente líderes seguiremos siendo periferia en la sociedad del conocimiento. El Gobierno está convencido de ello. Y por ello ha hecho del plan de convergencia en la materia (Plan Avanz) uno de los pilares de su estrategia de desarrollo.

Ese liderazgo debe reforzarse desde los distintos ámbitos administrativos. Y siento constatar que tampoco en esto los castellonenses ocupamos un lugar de relevancia. Les propongo comparar las webs de nuestros ayuntamientos con cientos de servidores municipales disponibles en el ciberespacio español. Encontramos experiencias de administración electrónica local interesantísimas, como las de Jun (Granada) o Barcelona o Irún o La Coruña o Alcoi- A mí me gustaría que mi ciudad estuviera en ese vagón de primera. Porque es un derecho de nuestros conciudadanos y una oportunidad para fortalecer nuestro desarrollo en un sentido más participativo, más moderno y más equilibrado. Lamentablemente, sin embargo, observo el desdén y la falta de iniciativas de los responsables municipales en esta materia.

Y el caso es que, paradójicamente, contamos en Castellón con uno de los centros pioneros del espacio internet en España. La Universitat Jaime I está situada a la cabeza de las universidades españolas en cuanto al uso y aplicación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Es hora ya de que esta disfunción sea superada. No podemos permitírnoslo.

Subdelegado del Gobierno en Castellón.