Nos acercamos hacia unas fechas donde, por lo general, afloran en la sociedad una serie de expresiones y actitudes que tristemente no son usuales a lo largo del año. Estoy hablando sin duda del término solidaridad, solidario.

Señala en Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española que solidario es la adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros. Sin duda esta definición deja bien a las claras cual es el sentir del solidario, la voluntariedad hacia una causa ajena.

Entiendo que en la vida privada hay múltiples situaciones en las que voluntariamente y casi sin percibirlo nos podemos adherir a una causa ajena a nosotros y sin embargo es casi siempre por estas fechas cuando somos más conscientes de ello, no está mal, más vale algo que nada, pero existen todo el año causas ajenas que necesitan de la voluntariedad de todos para salir adelante.

En política pasa igual, el término solidario se asimila excesivamente a la acción social cuando en mucho más que eso, es la voluntariedad de participar en un proyecto ajeno, sin más ejercicio que el del propio compromiso de querer llevarlo adelante.

Es cierto que es el compromiso y la voluntad, quienes son capaces de dibujar el futuro de la sociedad, decía Víctor Hugo que el futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad. En estas fechas de compromiso presupuestario, en lo político, se echa a faltar para nuestra provincia la solidaridad de un gobierno central, que olvida los grandes proyectos de nuestra provincia, quizá por el temor a lo desconocido.