El sector azulejero ha dejado la pelota sobre el tejado del Ministerio de Industria. Mucho se ha hablado en los últimos meses del encarecimiento del gas, de la falta de suministro, del ´chantaje´ de las comercializadoras y de la necesidad de que el Gobierno regule de una manera más transparente el mercado. Al menos, ayer el sector cerámico tuvo la oportunidad --todo un lujo, a tenor de la experiencia de otras actividades industriales-- de plantear el problema cara a cara al ministro José Montilla.

Ahora, sólo falta que éste reflexione, porque lo más grave de todo es que el problema no es exclusivo del sector cerámico, sino que hay siete grandes sectores industriales que generan más de 350.000 empleados. Las casas no se construyen por el tejado, así que nunca se puede liberalizar un mercado si previamente no se han creado las condiciones legislativas necesarias. Lo que no es de recibo es que se arroje a las empresas a las condiciones impuestas por casi un monopolio.

Tal vez el ministro y diputado por Castellón, Jordi Sevilla, que consiguió lo que parecía imposible concertando la reunión, pueda contribuir aún más a materializar un acuerdo que sea satisfactorio al azulejo y a la industria en general.