Querido lector:

El próximo año 2006 va a ser políticamente intenso aunque no políticamente correcto, según apuntan los precedentes ocurridos en el 2005, especialmente entre los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, en nuestra Comunidad.

La política, en general, va a condicionar el resto de actividades y va a poner en entredicho hasta lo básicamente pactado, como es el caso de la reforma del Estatuto valenciano. Ahora mismo, estamos asistiendo a un debate --en Madrid-- imprevisible hace tan sólo unos meses, cuando Camps y Pla brindaban con cava por la consecución del pacto histórico.

Al PSOE, aunque argumenta cuestiones en relación a la lengua, lo que le interesa en verdad, por pura razón estratégica, es la barrera de representación en las Corts. Y el PP, sabedor del empecinamiento de supervivencia de su competidor, alude al Estatuto de Cataluña como elemento de distorsión y acusador sobre el PSPV.

En esta tesitura, los valencianos corremos el riesgo de que el pacto se rompa. Y aviso: de las palabras, declaraciones y acusaciones de querer romper el pacto estatutario a la ruptura real, sólo hay un paso.

O eso, o es que a nuestros políticos les gusta jugar con fuego.

C. D. CASTELLÓN El club que preside Laparra, como prometió, está invirtiendo en los refuerzos de invierno y, fuera de la broma de Romario, va a preparar la rentré con un fichaje y dos cedidos. No sé si a la afición albinegra le parecerá suficiente. A mí, particularmente, no.