Tras una serie de ruinosas temporadas citrícolas y la congelación en el capítulo de costes generado por parte de la industria azulejera provincial, la movilidad de la mano de obra se ha activado en los últimos años. Así, en la última década, el azulejo y la agricultura registraron un notable crecimiento y desde hace tres años han experimentado una paulatina disminución de sus activos. La construcción, con el auge del ladrillo, en la provincia, y el sector servicios han sido las principales destinatarias de un importante trasvase de puestos laborales entre estas actividades, en detrimento de la industria y de la agricultura provincial. No obstante, el sector industrial representa el 24% del producto interior bruto y el turismo ocupa ya un 13% del PIB castellonense.

Por su parte, los sindicatos alertan de un cambio en la tendencia y, aún reconociendo que en Castellón se sigue creando empleo, el ritmo no es el de antes.

En cualquier caso, cabe señalar que el sector que está permitiendo aún que la tasa de desempleo siga en situación de paro técnico (sólo el 6,36% de la población activa en Castellón no encuentra trabajo), es el de la construcción, que ha incrementado su masa laboral en un 260% en doce años.