Parece ser que por fin "alguien", y no el octavo pasajero, ha dicho algo, que no es poco, sobre el AVE Castellón-Valencia. Nuestras plegarias han sido escuchadas y el desbloqueo de la declaración de impacto ambiental del trazado es ya un hecho. Ya podemos hablar, solo hablar de momento, de tener una de las vías de comunicación más rápidas y seguras. Aun así, parece que son más importantes las ansias de escupir culpas del retraso por doquier sin tener en cuenta que lo verdaderamente importante es que Castellón se integra en la red de comunicación de este país por la puerta grande y Vila-real, a su vez, consigue la nueva estación de mercancías y el esperado desplazamiento del tendido ferroviario.

El Gobierno central afirma rotundo que desbloquean un proyecto paralizado por el anterior Gobierno y por la Generalitat que retrasa informes necesarios. El señor García Antón, conseller de Infraestructuras, insiste en lo vergonzoso del hecho de haber tardado dos años en aprobar una declaración de impacto ambiental que, por otra parte, parece que se olvida el señor Antón, estaba perdida por el maremagno burocrático de los ministerios gracias al fallo de información del entonces ministro de Fomento, Álvarez Cascos, que parece no cursó los informes de Territorio sobre la afección del trazado en los marjales de Els Moros, Almenara, Nules y desembocadura del Millars.

En fin, que Castellón tendrá AVE pero de aquí hasta que nos podamos subir a la alta velocidad pasarán varios añitos y más cuando doña Rita Barberá no ha decido el trazado del AVE a su paso por Valencia. Habrá que recordárselo, señor Antón.

Periodista