La favorable evolución experimentada por España en los últimos años hay que reconocer es evidente. El progreso material es una realidad, y los analistas que estudian las circunstancias y motivos que lo han producido, coinciden en afirmar que han contribuido notablemente los avances tecnológicos en todos los campos de la ciencia, el comercio, la industria, la intensa y creciente labor empresarial en los sectores inmobiliarios y de servicios, la preparación de quienes dirigen la economía, las ayudas recibidas de fondos internacionales.

Pero también será justo considerar que, entre las causas determinantes de aquella positiva evolución, habría que incluir a la familia como motor del desarrollo empresarial. Y eso es lo que se quiere analizar en la XII Jornada de Estudio para Empresarios de nuestra Comunidad, que tendrá lugar hoy en el Colegio Mayor Universitario de la Alameda, en Valencia.

Para adentrarnos en la cuestión es necesario decir lo que entendemos es la familia a la que consideramos motor de la empresa. Son conceptos que habrá que coordinar para que en esta jornada se aporten ideas y soluciones a todo aquello que consideramos necesario para comprender y defender que la familia es motor del desarrollo empresarial.

La familia, que "es la esperanza de la humanidad", es también la fuente del obrar humano. La familia es ante todo una comunidad de vida y de amor, pero concretándonos al interesante tema planteado, también se puede presentar la familia bajo dos aspectos: como comunidad educativa y como unidad de consumo. En el primer aspecto, la familia es el marco más íntimo, yo diría el marco más sublime, donde se aprenden los valores que forman parte de la personalidad de cada uno; valores que serán necesarios para los hombres y mujeres que al día de mañana ocuparán puesto de trabajo en todos los campos de la actividad empresarial. Y entre estos valores, se pueden citar algunos que marcarán la personalidad de los miembros de la familia; por ejemplo la laboriosidad, la honradez, el orden, la prudencia, la lealtad, la serenidad, la paciencia, la amabilidad, la alegría... Estos y otros valores deben constituir el acervo cultural y moral de cada persona de la familia y forman parte de la preparación que después le será necesaria para contribuir al desarrollo empresarial.

Como unidad de consumo, la familia tiene su natural e importante papel, puesto que a ella va destinada, directa o indirectamente, la producción de la empresa. Por tanto, el nivel de producción debe estar en relación directa con el volumen de la población cuyas necesidades debe satisfacer, y es lógico que, a mayor número de familias, mayores necesidades y mayor actividad empresarial será necesario desarrollar para satisfacerlas.

Y, finalmente, decimos que el motor de desarrollo de la empresa es la familia, porque la empresa es un ente que será lo que sean los hombres y mujeres que la componen; y ya hemos visto que la familia está inmersa en esa actividad, y como motor mueve lo que está en contacto con ella, que es todo, y de manera especial mueve la actividad empresarial.

Presidente honorario de Colorificio Cerámico Bonet y miembro del comité organizador de la XII Jornada de Estudio para Empresarios