Todo parece indicar que estamos ante una campaña citrícola similar a las de los últimos años (pésimos comportamientos de los mercados, precios bajos, etc). Algo para no recordar, porque según estima la Unió de Llauradors, los citricultores de Castellón y, en general de la Comunitat Valenciana, han perdido durante las tres últimas campañas 280 millones de euros, como consecuencia del descenso de los precios por su recolección en el campo. Pocas expectativas para la práctica totalidad de las variedades. Es un hecho que ha impulsado la caída de los precios en picado. Clemenules, ortanique y satsumas, se ven, entre otras variedades, afectadas por esta situación. De hecho, si durante la campaña actual continúa la tendencia de pérdida de renta por parte de los profesionales del campo, los sindicatos agrarios no descartan movilizaciones como la protagonizada el años pasado, en la que se reclamaban medidas para garantizar el futuro de nuestro campo.

La caída en el mercado de la clemenules ha provocado una bajada de más de la mitad de su producción. De hecho, de un millón de plantones de media que se venían comercializando desde el 2000 se ha pasado a la cifra de 447.350. Con todo ello, el dominio de la clemenules sobre otras variedades en la provincia podría llegar a su fin a medio plazo. Tras décadas de incrementos en la venta, lo viveristas de la provincia de Castellón han detectado una notable caída de las compras.