El ajardinamiento de las rotondas ubicadas en el trazado de la autovía al Puerto de Castellón ha vuelto a evidenciar las más malas relaciones existentes entre el Gobierno central y el Ayuntamiento de Castellón. Ambas instituciones se acusan mutuamente de dejación de responsabilidades por tener abandonada de la ornamentación de estos espacios del vial.

Ha pasado ya tres meses desde que se cortó la cinta inaugural de esta obra tan esperada por la ciudadanía de Castellón durante varias décadas. Sin embargo, nadie quiere asumir el mantenimiento de estas zonas, pese a la imagen de abandono que confieren a la carretera, cuya función va más allá de conectar los camiones con el área portuaria. Desde que está en funcionamiento, se ha convertido en un eje de comunicación cada vez más utilizado por los automovilistas en general.

Lo que no debería ser más que una discrepancia competencial amenaza con convertirse en el enésimo punto de enfrentamiento entre dos gobiernos de distinto signo político que hacen gala de pésimas relaciones que en nada benefician al ciudadano. Otros casos como la variante de la N-340 a su paso por Castellón o el uso del antiguo edificio de Hacienda son dos ejemplos más que demuestran esta falta de sintonía, abonada con la proximidad de las elecciones autonómicas y locales. Así es que, vista la actitud, tendremos rotondas abandonadas durante mucho tiempo.