Querido lector:

Mientras se debate por dónde debe caminar la economía de la Comunidad Valenciana del futuro, según el informe elaborado por cinco expertos del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) por encargo de las cajas de ahorro valencianas y presentado el martes por el presidente Camps, la verdad es que la realidad con la que nos encontramos es bien distinta a las recomendaciones de ese estudio.

No invertimos demasiado en la denominada economía del conocimiento --inversiones en formación de trabajadores, directivos y empresarios--; tampoco lo hacemos en inversión productiva --especialmente industrial y de forma sectorial-- porque el capital se mueve en el corto plazo de la inversión residencial y turística; no tenemos los parámetros tecnológicos acordes a como deberíamos (I+D); nuestra economía tampoco incrementa el capital empresarial y, por último, tampoco hacemos los deberes en inversión pública en infraestructuras, en la que llevamos un retraso histórico, según apunta el estudio del IVIE dirigido por Javier Quesada.

A pesar de todo ello --deberes que hay que cumplir en los próximos años para poder seguir creciendo--, la actualidad económica castellonense presenta unos números nada equívocos. Somos una de las provincias con menos paro y que más inmigración ha recibido en los últimos años, según el informe anual de La Caixa. Eso sí, también con menos inversión pública en cuanto a infraestructuras.