Una hora y diez minutos es lo que tardará el AVE en llegar desde Castellón a Barcelona. Si alargamos el trayecto hasta la misma frontera francesa el tiempo será de una hora y 55 minutos.

Mientras ya imaginamos que podemos ir a visitar las Ramblas o el Teatro del Liceo en no más tiempo del que ahora empleamos en llegar a la capital del Turia nos surge un pensamiento que nos inquieta por absurdo: ¿Cómo es posible que llegar a BCN nos cueste menos tiempo que una ida y vuelta Vila-real-Castellón? ¿Cómo es posible que recorrer 300 km. nos cueste menos tiempo que 16 km.?

Absurdo es que realizar un trayecto entre Vila-real y Castellón signifique 46 minutos. O, lo que es lo mismo, obtenemos una media de 9 kilómetros por hora, con lo cual quedamos a salvo de que nadie descuente ningún punto de nuestro carnet de conducir por exceso de velocidad.

Y es que la comunicación entre Vila-real y Castellón, además de peligrosa, empieza a ser desesperante. Peligrosa porque la famosa rotonda que el informe del RACC configuró como un punto negro del corredor mediterráneo tiene cada vez más tráfico y se está convirtiendo en un agujero negro, es decir, un lugar con tanta densidad de tránsito que, una vez dentro, los conductores tienen que hacer un alarde de pericia debido a la atracción con velocidad infinita que imprime el tráfico que entra en esa rotonda. Y es que para entrar en ella hay que jugarse el tipo e imprimir al vehículo aceleraciones dignas del R-25 de Fernando Alonso. Y es desesperante porque otras rotondas, esos cruces retorcidos que llaman algunos, no cumplen con su función y las retenciones son interminables.

Todo eso nos lleva a esos absurdos 46 minutos. ¿Por qué entre la capital y la segunda ciudad de la provincia no existe una autovía de cuatro carriles?

Ahora, la consigna del Partido Popular es culpar al Gobierno central hasta del pecado original pero en este caso lo van a tener difícil. Tendrán que aceptar que la situación actual solo es un fiel reflejo de las políticas de infraestructuras que el Partido Popular ha desarrollado. Por una parte tiene que ver con la extrema debilidad del alcalde de Vila-real, Manuel Vilanova, que no ha sido capaz de exigir lo que nos toca a la administración autonómica y, por otra parte, es reflejo del nulo interés de Camps por llevar inversiones a Vila-real.

Es inadmisible que Vila-real no tenga hoy una salida de cuatro carriles hacia Valencia que enlace con la CV-10 (autovía de la Plana) y es un delito que Vila-real no tenga una conexión rápida de cuatro carriles con la capital de la Plana. En este entramado metropolitano de 275.000 habitantes no es posible mantener un tramo viario con cuatro accidentes graves por kilómetro contados desde el año 2001 y no es posible mantener una infraestructura con más de 25.000 vehículos al día.

Vila-real, sin acceso directo a la CV-10 ni a la CV-18 (autovía Castellón-Almassora-Burriana-Nules) ni a la capital de la provincia, ha sido la gran perjudicada estos años. Vilanova no ha salido del cascarón de la Plaza Major y, mientras tanto, Vila-real-Castellón: 46 minutos.

Concejal del PSPV en Vila-real