He vuelto y el shock ha sido terrible. Pensé que alejarme de la realidad antes que nadie me iba a proporcionar una vuelta relajada y mentalmente escalonada pero no ha sido así. Nada más llegar de Gran Canaria, tierra sin par de gentes hermosas y amabilidad extrema, las espeluznantes imágenes del fuego abrasando los parajes que tan solo dos días antes había conocido, pateado hasta la extenuación y amado, me devolvieron al macabro mundo de esta raza humana que es más que humana descerebrada y aborregada. Como casi siempre, los incendios provocados por mentes enfermas. En nuestra provincia 71 incendios en lo que va de año aunque el verano parece que transcurre tranquilo en el interior.

No pasa lo mismo en nuestro hasta ahora tranquilo mar Mediterráneo. Los socorristas ya han rescatado a más de un centenar de bañistas y ya llevamos ocho muertos. Y es que no puede ser bueno tanta escollera y tanta playa artificial. El mar se revuelve y los carteles de ¡Peligro: suelos irregulares! crecen como setas a pie de playa. Eso, las medusas y arañas marinas y la imprudencia del ser humano que es más chulo que un ocho, han provocado que este año hasta se pongan multas por no hacer caso a los socorristas cuando hay bandera roja...

En fin, los despropósitos siguen sin descanso. El secuestro inaceptable de El Jueves y la muerte del Sr. Polanco me dejaron anonadada nada más llegar. Me voy unos días y la democracia se resiente tanto que hasta duele. Se muere Bergman y a continuación Antonioni. Pánico y terror por momentos. Quiero volver al país de Nunca Jamás y quedarme allí con mi amor para siempre.

Periodista