España es uno de los países occidentales con mayor incidencia de embarazos no deseados entre adolescentes y estas cifras, aunque no aumentan de forma alarmante, tampoco se estabilizan ni se reducen. Cuando cada año más de 18.000 españolas menores de 19 años se quedan embarazadas sin quererlo es que algo está fallando. Desde la atención primaria, los médicos insisten en la necesidad de informar a los jóvenes sobre los métodos anticonceptivos que están disponibles y el uso adecuado de la píldora postcoital.

Hoy saltan a la palestra los datos en la provincia de Castellón, donde la cifra de adolescentes que son madres antes de los 18 años se ha duplicado en tan solo cinco años, y los expertos advierten de que los jóvenes están bajando la guardia.

Es cierto que las instituciones públicas han intentado hacer un importante esfuerzo para sensibilizar a los adolescentes frente a los embarazos no deseados mediante la información en las escuelas. Sin embargo, la incidencia de estos embarazos no disminuye porque es muy difícil luchar contra la inconsciencia propia de la juventud, la falta de comunicación con los padres o la osadía de los jóvenes que creen saberlo todo.

Resulta imprescindible, pues, potenciar la comunicación entre los médicos de atención primaria, los especialistas, los propios profesores y los trabajadores sociales, así como trabajar para que el diálogo entre padres e hijos sea siempre más fluido.