Quienes han comprado un piso y ahora se las ven y se las desean para pagar la cuota mensual de la hipoteca que suscribieron con su banco han abierto una esperanza a los futuros compradores de viviendas. Ya existe un número significativo de países que comparten el euro donde se registra una moderación de precios de adquisción o alquiler de la vivienda. Dos son los vecinos de España, Francia y Portugal, que tienen un crecimiento muy inferior al español en términos de PIB. Y otros dos, al contrario. Irlanda y Suecia registran una buena evolución de sus indicadores económicos, pero su mercado inmobiliario también tiende a la moderación.

La referencia común son los tipos de interés que fija el Banco Central Europeo en sus préstamos a la banca privada, que acaban marcando el precio del crédito a particulares y empresas. La autoridad monetaria quiere facilitar que la burbuja inmobiliaria de los últimos años se desinfle poco a poco, antes de que sufra pinchazos de imprevisibles consecuencias, como los que ya se temen en Estados Unidos. La moderación de los precios de la vivienda de los últimos meses, un fenómeno saludable, es el efecto inmediato de que los tipos de interés suben inexorablemente, para castigo de quienes suscribieron hipotecas vinculadas a su volatilidad, pero también para consuelo de quienes aspiran a comprarse un piso en mejores condiciones. Es un mal compartido en buena parte de Europa, lo que exigirá soluciones conjuntas.