Las vallas del instituto Francesc Tàrrega de Vila-real están repletas de pintadas. Cuando falta menos de un mes para que se inicien las clases, el centro debería iniciar las tareas de limpieza para empezar bien el curso. Por otra parte, los creadores de los grafitos tendrían que saber que existen otras formas de expresión que las paredes de los inmuebles. El consistorio debe vigilar una práctica cada vez más común en la ciudad.