Querido lector:

Las consecuencias de los resultados del 9-M en la vida interna de las formaciones políticas castellonenses de las que les hablaba el pasado lunes siguen precipitándose.

Como estaba cantado, Jordi Sevilla, una vez conseguida el acta de diputado en Madrid, que le dará derecho a optar a una plaza en cualquier organismo público dada su afinidad con Zapatero, y tras fracasar en su intento de adelantar el congreso del PSPV para elegir un nuevo líder que sustituyera a Joan Ignasi Pla antes de las elecciones, renunció ayer públicamente a optar a serlo, dejando a la corriente sevillista provincial sin cabeza y en guardia ante su rival provincial en la carrera a secretario general, Ximo Puig, al que le espera una ardua tarea si quiere concitar sus apoyos cara al congreso socialista ordinario de este año. Tarea en la que rivalizará con otros candidatos de otras provincias a los que muy probablemente se sume Ángel Luna.

FABRA. En el PP, su líder provincial, Carlos Fabra, tras anunciar su reelección para octubre, ha vuelto a dar otro golpe de efecto y autoridad interna reestructurando las funciones de su cúpula directiva, con el fin de ponerla a trabajar a su modo y forma. Pero es más, ha destacado claramente, aunque sin decirlo, que Rajoy no debe contar ya con Zaplana en su nuevo equipo. El que sí que parece que estará bien colocado es Juan Costa.