Muchas veces tengo la impresión que lo que viene de fuera parece que es siempre lo mejor, que se pone de moda y ya no hay quien lo sustituya. Se deja ya así en un segundo plano lo del terreno, lo propiamente nuestro. Esto que digo sirve para muchas cosas de la vida y también para el tema de las diversas variedades de cultivos que plantamos en la actualidad.

Desde la Unió de Llauradors nos negamos en rotundo a que las producciones y los mercados alimentarios sean cada vez más uniformes, a que no encontremos ya variedades antiguas para plantar y que las que hay se mueran por desuso o pasividad de los que deberían promocionarlas.

Nos hemos dado cuenta que nuestros mayores están desapareciendo y que con ellos se va un conocimiento incalculable. Cada día que pasa puede ser definitivo para que desaparezca alguna variedad vegetal o raza animal, así como que se lleve detrás toda la sabiduría popular asociada a nuestra historia.

Hay que buscar, conservar, promocionar y recopilar nuestras variedades tradicionales para que vuelvan a ocupar el lugar que les corresponde en la vida de nuestros pueblos. Trabajar con variedades autóctonas es una forma de potenciar la cultura popular y de promover la diversidad agraria, las formas de cultivo tradicionales y revalorización de lo local.

Esta semana hemos dado un paso en este sentido con la puesta en marcha en la localidad de La Jana de una parcela experimental con variedades autóctonas de olivos, como fruto de un amplio convenio entre la Unió y el Instituto de Investigaciones Agrarias dependiente de la Conselleria de Agricultura sobre I+D+i, eso que tanto han oído hablar últimamente.

Los productores de la Unió en el Maestrat se han dado cuenta que variedades del terreno como la Farga, la Canetera, la Morruda, se han dejado de plantar porque los viveristas no disponen ya de plantones. Todas se han sustituido por la Arbequina, sin siquiera comprobar fehacientemente por qué esta y no aquellas.

En ese campo de ensayos vamos precisamente a estudiar el comportamiento de nuestras variedades autóctonas de olivos con las nuevas que vienen de fuera, tanto en regadío como en secano. Si somos capaces de producir un aceite de excelente calidad procedente de olivos milenarios de algunas de esas variedades autóctonas, no entiendo porque no podemos conservarlas, fomentarlas y plantarlas. La Unió inicia un reto largo, pero esperemos que fructífero.

Delegado provincial de la Unió-Coag