Peñíscola acoge, un año más, la festividad de la Pascua Cristiana en el seno de su población con la renovación de la fe y el recuerdo de la Pasión de Jesucristo a través del imaginario y la liturgia. Con este recuerdo y celebración emocionada, los peñiscolanos inician el mayor acto de generosidad y hospitalidad que, como pueblo, se puede ejercer: abrir sus puertas y dar la bienvenida a los turistas que visitan la ciudad estos días.

Durante esta semana la maquinaria turística de Peñíscola se prepara para inaugurar la temporada turística que traerá miles de personas a las empedradas calles de nuestro casco antiguo y a disfrutar de la fina arena de nuestras playas. Peñíscola es una tierra envuelta de misticismo, con el aura de otros tiempos planeando entre murallas al abrigo del mar. Un entorno, sin duda, privilegiado que durante la Semana Santa se llena de autenticidad y tradición, de duelo y de gloria.

Por ello, vivimos estos días con doble intensidad, compartiendo con turistas lo más sagrado de un pueblo, su tradición; y lo más privado, sus casas.

Varias razones traen a los visitantes hasta la Semana Santa en Peñíscola: el descanso, la tradición, la cultura, el patrimonio, la naturaleza virgen o el sol. Multitud de opciones para que cada uno pueda construir su propia Semana Santa en Peñíscola.

Disfrutar de las procesiones, del teatro en las calles, de la celebración de los oficios y su liturgia, a la vez que visitar el grandioso patrimonio legado del pontificado del Papa Luna de que disfrutamos, son solo un ejemplo de lo que significa esta Santa Semana en nuestra Ciudad en el Mar.

Mi más ferviente agradecimiento a los que eligen compartir estos días entre nosotros y mis más caluroso abrazo para los que trabajan porque así sea.

Alcalde de Peñíscola