Queridos diocesanos:

Hace algunas fechas me reunía con los arciprestes para anunciarles que el próximo otoño, si Dios quiere, comenzaremos ya la Visita Pastoral. Les presentaba también el plan de la visita, que se realizará por Arciprestazgos. El Arciprestazgo es la unión de varias parroquias próximas; al frente de cada uno hay un sacerdote --el arcipreste--, nombrado por el Obispo a propuesta de los sacerdotes, que sirve de la lazo de unión entre el Arciprestazgo y la Diócesis, y alienta la vida y la misión de nuestra Iglesia en el mismo.

La visita pastoral es una de las tareas más importantes del Obispo en la propia Diócesis. El Obispo tiene la obligación de visitar la Diócesis cada año total o parcialmente, de modo que al menos cada cinco años visite la diócesis entera. Ya he visitado bastantes parroquias, con motivo de fiestas patronales, confirmaciones o con ocasión de otras celebraciones. La Visita pastoral es otra cosa muy diferente. Es el encuentro del obispo como Pastor --de ahí el nombre visita pastoral-- con todo el pueblo de Dios, que el Señor le ha encomendado, y que vive en todas las parroquias y otras comunidades, que integran la Iglesia diocesana. Ahora iré parroquia por parroquia, a todas. Es de los momentos más gratificantes para el Obispo.

La visita pastoral forma parte de la tradición pastoral de la Iglesia, que a lo largo de los siglos ha dado muchos frutos de vida espiritual en el pueblo cristiano. Ayuda también a construir la unidad de la Iglesia y a impulsar en los fieles, en las comunidades cristianas y en las instituciones de la Iglesia un renovado dinamismo en la vivencia de la fe, en la celebración de los sacramentos, en el compromiso de la caridad y en su misión evangelizadora.

Os pido que colaboréis en su realización con vuestra participación.