Querido lector:

"Zapatero ganó por solo 9 votos y luego ha ganado dos elecciones generales". Esta ha sido la afirmación más expresada por los partidarios castellonenses del nuevo secretario general del PSPV, Jorge Alarte, los seguidores y delegados de la plataforma municipalista liderados por Enrique Navarro y Juan María Calles, ante la justeza del triunfo del alcalde de Alaquàs por tan solo 20 votos en un congreso de 550 delegados.

Y..."si Castellón hubiera votado unido al candidato castellonense, Ximo Puig sería el secretario general ahora", decían los otros, en referencia a que los 24 votos de la plataforma municipalista castellonense hubieran decantado la balanza en favor del alcalde de Morella.

Son comentarios congresuales de urgencia, de esos de hablar por no callar, pero que identifican una situación real. Una división en dos bloques del socialismo valenciano, si nos atenemos a la victoria matemática de Alarte por un 51,3% frente al 47,7% de Puig, pero que es aún más preocupante. Porque las corrientes y familias siguen existiendo y por tanto las diferencias ideológicas o entre sensibilidades que tanto han dificultado la consecución de un proyecto común, también. La elección de la ejecutiva provincial de Castellón lo volverá a demostrar.