Querido lector:

Aplicando el dicho de que las cosas de palacio van despacio a la Iglesia, hoy finalmente el obispado de Castellón ha intentado aclarar el nuevo conflicto generado con el cura párroco de les Alqueries, José Navarro, en relación a la forma de gestión --tarifas, servicios y demás-- del cementerio parroquial.

Un asunto que había provocado varias denuncias de vecinos de la población ante la desmesura de las tarifas en comparación con otras localidades y que se viene a sumar a la conflictiva trayectoria de este cura en su labor pastoral en la localidad.

Un asunto que, además, ya ha trascendido los límites provinciales al ocupar minutos de gloria en programas televisivos nacionales, ávidos de noticias de esta índole, aderezados con el postre del no solucionado enfrentamiento del sacerdote con el Ayuntamiento a raíz de la polémica de las serenatas en las fiestas patronales.

Me consta que el obispo de la diócesis, Casimiro López, ha tratado la problemática del párroco con la alcaldesa en multitud de ocasiones. Y me consta también que la gestión de las tarifas se llevan tratando desde hace varios meses con el díscolo cura, que al parecer y como nos tiene acostumbrados, va por libre, bien conocedor él del dicho, de que las cosas del palacio, episcopal en este caso, van también despacio.