La plantilla de Seat en la planta de Martorell (Barcelona) va a tener ante sí la enorme responsabilidad de votar en referendo las condiciones laborales especiales que probablemente permitirán la fabricación en la planta catalana del Audi Q3, un nuevo todoterreno urbano. Tanto Seat como Audi pertenecen al grupo Volkswagen, cuyo comité de dirección ha recibido garantías de que habrá importantes ayudas públicas si el proyecto del Q3 se lleva a cabo aquí y no en otra planta de Europa (probablemente, en la de Bratislava, Eslovaquia).

La dirección de Volkswagen decidió ayer lanzar la pelota al tejado de los trabajadores, después de que los sindicatos representados en el comité de empresa de Seat --UGT, CCOO y CGT-- no se pusieran de acuerdo sobre el sacrificio que los trabajadores tendrán que asumir para que el vehículo de Audi se fabrique en Martorell.

La renuncia más importante, y donde radica la discordia, es la congelación salarial de la plantilla para el 2009 y el aumento de la mitad de la inflación del 2010, compensado en parte por unos atrasos que se pagarían en el 2011. Mientras UGT --mayoritaria en Seat-- defiende esas condiciones, CCOO y CGT las rechazan, lo que ha llevado a Volkswagen, en un gesto poco presentable, a posponer la decisión hasta que el conjunto de la plantilla esté de acuerdo, algo que previsiblemente se sustanciará en un referendo interno que debería celebrarse en los próximos días.