Se acabó. La paciencia de los españoles, en general, parece que llega a su fin y la sonrisa zapateril y el influjo de una imagen afable empieza a flaquear de forma considerable ante la realidad palpable del día a día. Frente a los cantos de sirena y los llamamientos a la confianza, encontramos el paro, la falta de apoyo financiero a las empresas y el descrédito de un gobierno paralizado ante una situación que no solo les viene grande sino que les ha desbordado por su patente falta de gestión y de decisión por intentar contentar a todos.

Sin ningún tipo de reformas, con un bagaje legislativo inapreciable y, sobre todo, con un inmovilismo fuera de lo común, Zapatero sigue con el discurso de los últimos cuatro años abogando por la voluntad de dialogo como solución a cualquier problema. Pero, ¿Qué ofrece Zapatero en su voluntad de dialogo? Paro, desilusión, desazón, morosidad y cierre de empresas. ¿De qué quiere hablar Zapatero, y lo más importante, ¿por qué no antes?.

Ciertamente la situación es muy preocupante, no ya la económica y social, que también, sino fundamentalmente la política, por cuanto quien tiene que poner sobre la mesa soluciones nos brinda gesticulaciones y confesiones de fe. Las empresas necesitan créditos, los ciudadanos trabajo y el gobierno de Zapatero crédito, porque su descrédito es solo comparable a la falta de recursos económicos que necesitan las empresas españolas para afrontar sus compromisos a corto y medio plazo.

Hoy, policías, regantes, funcionarios de justicia, autónomos y un largo etc. claman al gobierno de Zapatero que haga algo, que aporte soluciones, que sea capaz de salir de la cueva donde en connivencia con la oscuridad no quiere dar un paso adelante por no mermar su valoración personal mientras el país, o al menos sus ciudadanos, se hunden por la falta de recursos económicos, sociales y de subsistencia básica. Sorprende que con este panorama los representantes de los trabajadores, aquellos que deberían defender a los 3,5 millones de parados entre otros, no alcen la voz, no digan una palabra más alta que otra. ¿Se imaginan la situación actual con un gobierno del PP? La calle sería un clamor, los sindicatos los primeros. Que descrédito!!.

Diputado provincial del PP.