Todos los movimientos políticos esconden una lectura que tarde o temprano los ciudadanos desvelan. Partiendo de la base de que los recientes nombramientos de Zapatero merecen un período de gracia antes de ser juzgados, hay una serie de claves que, a primera vista, no se le escapan a nadie

La profunda crisis de Gobierno llevada a cabo por ZP pocas semanas después de la dimisión de Bermejo al frente de la cartera de Justicia es el reconocimiento explícito del fracaso del Ejecutivo, del que podemos decir sin complejos que ha sido el peor Gobierno de la democracia. Es la constatación del desbarajuste en la gestión, la crónica de un fracaso, porque, si las cosas iban bien, ¿por qué cambiarlas? La pregunta obligada que nos hacemos a continuación es ¿este es el Gobierno que necesita España? La respuesta es clara: no. Más bien estamos ante el Gobierno que necesita Zapatero para acallar el cuestionamiento de su liderazgo y las voces críticas que cada vez suenan con más fuerza dentro de sus propias filas. Es un Gobierno de despedida, que se sabe el último, y con el que ha pretendido premiar a aquéllos que le ayudaron a alcanzar el poder dentro del PSOE. Trinidad Jiménez, Pepiño Blanco, Manuel Chaves... todos fueron clave en el ascenso de Zapatero en su propio partido. No habrá otra oportunidad para devolverles su apoyo y cuando los españoles decidan desalojarlos del poder, quieren marcharse todos juntos. Un capítulo más en el que vuelven a primar las lealtades personales y el pago de deudas adquiridas, frente al interés común de un país que navega sin rumbo claro, gobernado por una tripulación sin ambición ni proyecto y un capitán que no es capaz de interpretar siquiera una carta de navegación.

La difícil situación económica que atraviesa España requería de un patrón (o patrona, no se me enfade la ministra Aído) sólido y de prestigio reconocido. Sin embargo, Zapatero ha preferido colocar a Elena Salgado, lega en la materia, para hacer prácticas en un ministerio que lo que ahora necesita es un piloto con muchas horas de vuelo. ZP aprovecha la remodelación de Gobierno para matar dos pájaros de un tiro y gestionar, de paso, la transición de 25 años de chavismo andaluz. Ha dado una salida a Manuel Chaves, expresidente de la CCAA que lidera el fracaso económico y social de España y que se va a Madrid escapando de los más de 1.000.000 de parados andaluces.

Tras dos ministros al frente de Asuntos Sociales, Jesús Caldera y Mercedes Cabrera, que han demostrado su incapacidad para poner en marcha la gran apuesta de la legislatura pasada, la ley de dependencia, nombra a Trinidad Jiménez confiando en que pueda frenar el alud de criticas y el desgaste político por la desastrosa gestión (o no gestión) de esta ley.

Zapatero, un maestro en el reparto de la cosa pública en clave electoral, ha nombrado a José Blanco, adalid del sectarismo español, al frente del Ministerio de Fomento, para que rentabilice las infraestructuras desde un punto de vista puramente político. Malas noticias para valencianos y castellonenses, que contemplamos con desesperanza este nuevo nombramiento tras cinco años de severo castigo a nuestra tierra.

Ángel Gabilondo tiene ante si la difícil tarea de enderezar un sistema educativo que hace aguas por todas partes como consecuencia un modelo socialista que coloca, año tras año, a nuestro país, y lo que es peor, a nuestros estudiantes, a la cola de Europa, cercenando sus oportunidades de futuro

La nueva Ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, firme representante de la cofradía de los artistas de la ceja que tanto hacen por Zapatero, especialmente en campaña electoral, responde a un nuevo intento por pastorear a ese colectivo tan preocupado por lo suyo y tan poco por la cultura con mayúsculas.

Esta es otra huida hacia delante, aunque más bien lo es para atrás, y los trucos de maquillaje no evitarán otro Gobierno continuista, más preocupado por la estética y por el culto a la imagen, que por la responsabilidad y el sentido de Estado. Siempre es lo accesorio frente a lo principal. Van 34 cambios de ministros en 5 años. Y lo que te rondaré morena.

Diputada nacional del PP