Otra plataforma que podríamos montar sería la Plataforma Contra el Abandono de los Centros Históricos, o como algunos lo llaman Amigos de los Centros Históricos, que es una manera más amable de decirlo. Yo prefiero lo de plataforma porque tiene un componente reivindicativo más importante frente a las administraciones, que son las responsables de que mucho de nuestro patrimonio se vaya a hacer puñetas.

El plan Zapatero, que ha servido para arreglar muchísimas aceras y en algunos casos incluso construir edificios polifuncionales, en otros tiempos llamados bares, no ha servido para que el corazón de nuestros pueblos y ciudades se recuperen urbanísticamente, se reconviertan en ciudades confortables donde vivir. En resumen, que este proyecto y el futuro Plan Confianza de la Generalitat no parece que vayan a transformar los cascos antiguos en centros históricos renovados que permitan usarlos a todos. Y que no se degraden hasta hacerlos irrecuperables y transformados en chabolas que se extienden por donde vivieron nuestros padres, abuelos y antepasados.

Nuestro patrimonio histórico también es un valor turístico de primer orden. Si no, que se lo pregunten a la economía de Morella, con sus restaurantes y hoteles pese a que es una población del interior de Castellón.

Naturalmente, para eso también se necesita un esfuerzo económico por parte de Estado, Comunidad, Diputación y ayuntamientos. Pero, sobre todo, es necesario un poco de imaginación, porque es fácil arreglar aceras en lugar de destinar esos recursos --que generan puestos de trabajo-- a la renovación urbana, aunque estén llenas de inmigrantes que no votan.

Abogado urbanista