Las autoridades sanitarias ultiman otra vuelta de tuerca más en la batalla contra el tabaquismo. En principio, no les falta razón a la vista de la encuesta realizada por el Ministerio que demuestra que el número de fumadores sigue estancado en un 24% de la población, que se fuma en un tercio de los centros de trabajo y que la mayoría de los bares no son espacios sin humo. La ley estatal que entró en vigor el 1 de enero del 2006 fue un aldabonazo en su momento, pero no ha sido eficaz. Los hábitos sociales han podido en España con una norma llena de buenas intenciones pero que adolece de timidez.

Ante las conclusiones del citado estudio, cabe preguntarse cuál puede ser el siguiente paso en la lucha de las administraciones contra el consumo de tabaco. Parece que todo se encamina hacia la prohibición universal de fumar en espacios públicos cerrados, en línea de lo que han legislado otros países avanzados. Se trataría de una norma muy polémica, pues afectaría a negocios de hostelería grandes y pequeños. Y el problema del tabaquismo tiene tantas aristas que solo desde el sentido común podrán establecerse unas normas que de verdad se cumplan.