El futuro que le depara a la agricultura castellonense dependerá sin duda del relevo generacional, de la incorporación de jóvenes a la actividad agraria que se produzca en el transcurso de los próximos años. El envejecimiento en el campo es elevado y si no se ven más campos abandonados es porque la pensión de jubilación de agricultores y ganaderos es tan baja que no hay más remedio que seguir al pie del cañón.

Sin embargo, se ve una pequeña luz al fondo de un pasillo muy oscuro. Nadie parecía querer trabajar en la actividad agraria cuando la bonanza económica era una realidad y toda mano de obra era poca. La brutal crisis parece provocar una vuelta hacia atrás, al trabajo que realizaban sus padres o sus abuelos.

Así, los últimos datos conocidos indican que la crisis en otros sectores económicos como la construcción o la industria impulsan ya a los jóvenes a volver al campo como salida profesional. Las últimas afiliaciones a la Seguridad Social en nuestra provincia, dentro del régimen agrario, lo parecen atestiguar.

El sector agrario, debido a la falta de rentabilidad de las explotaciones por los precios bajos, no es la panacea para aquellos que desean volver o trabajar por primera vez en el campo, pero no hay que desanimarles porque necesitamos savia nueva para evitar que esto desaparezca. Para ello hay que darles los mimbres necesarios, al menos en todo aquello que no dependa de las cuestiones del mercado o de la climatología. Hablo de incentivos, de ayudas, de una formación adecuada que no se le facilita en absoluto.

En relación a este último aspecto, por ejemplo señalar que en toda la provincia de Castellón solo hay un centro público de formación profesional que imparta ciclo de agricultura, como es el IES Gilabert de Centelles de Nules, al que ahora se incorporará aun título de grado medio en agricultura ecológica.

Triste realidad, lo que demuestra el escaso interés de la Generalitat en la formación y especialización de nuevos agricultores y ganaderos a través de la FP.

Por todo ello, habría que centrar los esfuerzos en lograr que los jóvenes se incorporen y se queden en el campo y que estén lo mejor formados posibles para hacer frente a la competitividad que se les exige. H