La democracia tenía una cuenta pendiente con las víctimas del terrorismo, que se ha intentado saldar en los últimos años. Pero no ha sido hasta este fin de semana cuando se ha comenzado a producir la auténtica reparación. Con dos actos: con el registro, el viernes, en el Congreso de una proposición de ley suscrita por todos los grupos de reconocimiento y protección integral de las víctimas del terrorismo, y con el homenaje celebrado ayer en la Cámara baja con la intervención del rey Juan Carlos y del presidente José Bono.

La ley de protección incluye un aumento cualitativo y cuantitativo de las ayudas, prestaciones y honores a los que tienen derecho las víctimas del terrorismo, reconoce por primera vez la figura de los amenazados y prohíbe actuaciones ante las que se había hecho la vista gorda como dedicar calles o placas a terroristas. Otra novedad es que la ley será retroactiva: afectará a los actos ocurridos a partir del 1 de enero de 1960.

El 27 de junio de ese año, ETA asesinó a la niña de 22 meses Begoña Urroz y por eso se ha elegido esta fecha para celebrar cada año el Día de las Víctimas del Terrorismo. En la primera celebración, ayer, tanto Juan Carlos como Bono llamaron a mantener la unidad contra el terrorismo.