Querido lector:

Hoy se cumple el plazo anunciado públicamente por el ministro de Fomento, José Blanco, para la adopción de su decisión sobre qué proyectos saldrán o entrarán en el recorte de la inversión pública prevista en el plan de ajuste del Gobierno, entre ellos algunos muy importantes para Castellón en materia de comunicaciones como son el AVE Valencia-Castellón, el desdoblamiento o conversión en autovía de la carretera  N-340 a su paso por la Plana (entre Castellón y Orpesa) y el tramo de la autovía CV-10 que debe discurrir entre el aeropuerto de Vilanova--Benlloch y la frontera con Tarragona y que corresponde al Gobierno central fruto del convenio firmado con la Generalitat en 2005.

Precisamente ayer Renfe presentó en Valencia la máquina AVE de nueva generación, a cargo de Talgo y Bombardier, que hará el recorrido entre Madrid y Valencia antes de las próximas navidades, con una quincena de frecuencias por sentido y con un tiempo de 95 minutos.

Para los castellonenses que realizan este trayecto será una ventaja, ya que desde nuestra provincia en función del punto de partida o llegada el recorrido Valencia--Castellón en Cercanías no llega a sobrepasar la hora, con lo que si utilizamos este AVE adelantaremos bastante nuestro viaje, sobre todo si lo comparamos con las malas combinaciones ferroviarias existentes actualmente con Madrid. Pero el AVE a Castellón es mucho más que este paso intermedio, y mucho más también que el proyecto de poner un tren directo (con marca AVE, el famoso AVE de segunda) para empalmar Castellón con el AVE a Madrid. El AVE completo y regular es un elemento de creación de riqueza crucial para una economía como la nuestra. Si se retrasa, perderemos una competitividad de décadas.